La competencia es algo natural en todos los estudiantes, pero el
problema es cuando vamos más allá y lo que antes era llegar a una meta, ahora
es una guerra al todo o nada, en la que no importan los daños colaterales.
Si creías que las competencias de popularidad del liceo eran cosa
del pasado, la noticia es que en la facultad eso no va a cambiar y de hecho, en
la “vida real” tampoco lo hará, lo bueno es que para cuando tengas el título en mano y un trabajo,
seguramente ya habrás aprendido a sobrellevar la presión.
Llega un punto en la vida en el que nos damos cuenta de que hay
personas que están más perturbadas que las que creíamos en un psiquíatrico, o
como dice el dicho, “son más los que están afuera… “. Si has llegado a darte cuenta
de esa verdad existencial, entonces tienes que tomar una actitud, puedes
enojarte, ver todo rojo y arremeter en la batalla o simplemente ser más listo.
Hace unos días me enteré de que una persona estuvo haciendo
preguntas sobre mí, queriendo saber que pensaba hacer, dónde estoy trabajando y
mi promedio!!!. Eso me molestó mucho, no las preguntas en sí, sino la
competencia que hay detrás de ellas; el querer saber que está haciendo el otro
para ver si hay alguna chance de que esa persona pueda tener algo que nosotros
no.
Otra noticia, pero esta vez mala, es que aquellos que quieran tener todas las mismas
cosas que los demás… simplemente saldrán defraudados, nadie puede tenerlo todo
ni vivir el día entero pensando en los demás.
Tal vez suene muy moralista de mi parte, pero la envidia y la
competencia a muerte no nos lleva más que a la división y si bien un sabio dijo
“divide y vencerás” otro sabio le contestó: “vencerás pero la victoria no dudará mucho”.
Sea cual sea el camino que tomes, recuerda que todo lo que hagas
tendrá consecuencias, y ¿de que vale pasarse la vida viendo como los demás
viven su vida, en vez de saltar al mundo y experimentar todo lo que tenga para
darnos?
Saludos
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