Bien eso fue lo que primero pensé cuando escuché a un profesor
hablando de cómo resolvía sus casos imaginándose a su contraparte y discutiendo
con ella. Para decir la verdad, lo que me pareció más loco de todo este asunto
no fue que el profe hablara solo y se imaginase lo que le iba a contestar su
contraparte en un juicio sino el hecho de que lo admitiera.
Admitirlo fue una de las cosas más valientes que he visto en años porque en la clase todos
comenzaron a mirarse entre sí y a hacer comentarios, de todos modos convengamos en que
todos hemos hablado solos alguna vez.
En mis épocas de estudiante solía
ponerme bastante nerviosa antes de los exámenes orales y créanlo o no, hablar
sola (o repasar en voz alta con preguntas y todo) siempre me calmaba.
Como en un examen oral, en una entrevista, siempre es bueno
imaginar todas las situaciones posibles y eso implica imaginar qué nos puede preguntar
el entrevistador y también escucharnos a nosotros mismos mientras hablamos.
Conozco a algunas personas que llegan a grabarse para saber cuáles son sus
errores y para saber si la forma en la que encararon el tema es muy monótona o
no.
Por más excéntrico, descocado, insano o desvariado que parezca, si
no hay nadie que nos ayude a prepararnos para una situación potencialmente
estresante siempre podremos acudir a nuestro “yo contra argumentativo” como
diría mi profesor. Puesto que, a menos que andemos por las calles hablando
solos (lo que sería un tanto preocupante) , si tenemos un problema y lo
discutimos con nosotros mismos, es muy probable que lleguemos a una solución.
Esto último no lo digo yo, está comprobado científicamente y al final de
cuentas, si nos ayuda, por qué no hacerlo.
Saludos
<a
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title="Confused ,alone and scared
today : ( por Nina Matthews
Photography, en Flickr"><img
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