De acuerdo,
vamos a cambiar un poco la temática y hablemos sobre los complejos. Tal vez sea
uno de los temas más fáciles y más difíciles de tratar al mismo tiempo; fácil
porque todos tenemos algún complejo y difícil porque no siempre estamos
orgullosos de nuestros complejos.
Muchas veces
tener un complejo se relaciona a una etiqueta que nos han puesto, por eso odio
las etiquetas!!, siempre que te ponen una es muy difícil salir de ella o
tenerle aprecio.
Una de las
etiquetas más populares en el mundo estudiantil es la de “traga libros” o
“burra” dependiendo del lado de la orilla en el que te encuentres.
A mí me
decían “cero a la izquierda”, eso fue en primer año del liceo; no quiero culpar
al bullying pero la realidad es que me iba muy mal. En un punto del año creo
que sólo tenía dos o tres materias de 12 con nota aceptable; el resto como
podrán imaginar, eran notas bajas y muy bajas.
Como
consecuencia me fui a recuperación que es una antesala de irme a examen o lo
que era peor, perder el año. En las recuperaciones estábamos los burros, pero
yo era la princesa de las recuperaciones, estaba en las 5, el resto de las
materias bajas no tenían clases de recuperación y ahí tenías que ingeniártelas
pero las que sí tenían ese EXTRA, eran según los profesores una especie de
BENDICIÓN.
La realidad
es que eran una especie de tortura, donde los profesores y nosotros teníamos
que hacer horas extras y volver a vernos las caras, cosa que les aseguro nadie
quería.
La etiqueta
fue tan real, que parecía que cualquier esfuerzo sería en vano; obviamente era
mucho más fácil consumir alcohol y drogas como lo hacían todos, al menos de esa
manera dejaría de ser la “boba” y sólo sería la “burra”.
Nunca probé
las drogas pero sí me bebí una especie de cóctel y mientras estaba llenando mi
segunda copa, algo me vino a la mente: qué se pudran ellos, yo NO!!.
De ahí en
más las cosas no fueron fáciles, la gente se acostumbra a tenerte por una cosa,
incluso aquellos que se supone deberían ser imparciales y apoyarte pero al
final la recompensa llega y te fortalece.
Mis
profesores de ese entonces no me apoyaron, tuve que luchar mucho contra mi
timidez para participar en clase, ofrecerme a hacer trabajos extras y por
supuesto hacer que me dejaran de llamar “25” y “tarada”.
Esas eran las
etiquetas que me habían puesto los profesores, 25 era mi número de lista y lo
otro… como me llamaban en clase cuando me equivocaba. Uno de mis profesores
incluso llegó a decir que yo era tan estúpida que me había equivocado al
escribir mi propio apellido y todo porque al escribir con lápiz una letra a
penas se veía, pero ahí estaba.
Yo reclamé,
grite y me llevé un doble uno (sí un uno y otro más, además de una sanción) ahí
me di cuenta de que quería ser abogada y saben qué? la “tarada” exoneró todas
las materias, trabajó mucho y logró pasar de año con buena nota.
ROMPÍ LA
ETIQUETA!! Sí era más fácil tirarse al abandono pero no me rendí y superé todo
eso, al año siguiente me cambié de liceo y las cosas cambiaron drásticamente,
pasé a ser “buena alumna” y por cierto, no volví a beber.
Lo que
quiero decir con todo esto y si aún no te aburriste de leer, es que está en ti
cambiar y que si has ganado una etiqueta ya sea positiva o no, eso no es lo que
te define, tu eres un ser repleto de cosas para dar. La etiqueta es solo una
pequeña parte, no te la tomes tan en serio, NO TENGAS MIEDO A INNOVAR .
Nos vemos
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Dimitrov</a> via <a
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