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jueves, 6 de junio de 2013

EL SÍNDROME DE LA NIÑA FRESA




Recuerdo que la primera vez que oí la palabra “fresa” fue en una novela mexicana y me pareció muy gracioso, no sólo porque aquí no utilizamos el mismo término sino debido a que las fresas que se me venían a la mente eran las de los dentistas y la verdad que OUCHH.



En Uruguay hablamos de “pilladas” comportamiento que suele manifestarse en aquellas muchachas que visten con ropa de marca, hablan como si tuviesen una papa en la boca, extremadamente rápido y que siempre tienen un chicle entre sus fauces.

Las “niñas bien”, las que siempre se manejan para salirse con la suya y que muchas veces son demasiado kawaii para la retina común.
Bien, tengo que confesarlo, en una época yo fui así y no me avergüenzo de ello, me gustaba el rosa, utilizaba millones de accesorios en el cabello y hablaba de forma imperceptible para el oído humano.

Sin embargo, en un punto de mi existencia, me volví gothic, sí ya sé pasamos de un estereotipo al otro, pero en fin así soy yo, o era yo; porque hoy mi guardarropas es más zen, ni todo negro ni todo rosa.

Lo que me “preocupa” en lo que respecta a la vestimenta (obvio que como toda mujer me PREOCUPO por la ropa) es el resurgimiento de los uniformes. No me malinterpreten, los uniformes son geniales si hablamos de liceos, escuelas, ya que promueven la igualdad pero en el caso de los abogados y otras “profesiones liberales” vestirse de manera casi uniformada no es algo que me suene fantástico.

La palabra liberal, trae relacionada a la palabra independiente, y me pregunto, cuán independientes podemos ser si todas nos vestimos con el típico trajecito negro? Y en su variante más osada, el trajecito azul?. 

Durante años las mujeres hemos tratado de “conquistar” aquellas áreas que eran exclusivas de los hombres y eso contrajo vestirse con atuendos que comúnmente eran usados por ellos, como el pantalón; pero hay que vestirse como hombre para tener éxito? Dejar atrás al rosa, las  polleras o lo que es peor, los vestidos?

Parecería existir un prejuicio en contra del rosa y las mujeres muy femeninas, de hecho, utilizar un vestido parece un crímen, en especial, si como yo no has sido favorecida con los genes de la altura y te tienden a confundir con una nena. Lo contrario no sucede con los hombres,  si un colega usa una camisa color pastel nadie lo critica y si usa corbata rosa o alguna otra pieza de ese color a nadie se le ocurriría hablar mal que ya sería discriminación pura.

Entonces sólo tenemos INICIAR EL CAMBIO, ser auténticas y jamás criticarnos las unas a las otras, ya seamos medio fresas, góticas o desgreñadas, lo principal es no auto negarse ni evitar a los demás porque no son como nosotros.

DIGAMOS prefiero ser FRESA a ser copia.

Saludis

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